Por: Nacho Garbayo

Entiendo que no estés de acuerdo, pero la base es clara: no todo cocinero es chef. Chef es el diminutivo de chef de cuisine. Vamos, el que parte el bacalao (en sentido figurado, en el real es el pobre stagier del cuarto frío). Para llegar ahí hay que sudar tinta. No vale ni con tener el título de la escuela de hostelería ni con salir tres meses en la tele. A eso me refiero con mi post.
En cuanto a lo que dices de los niños, si Masterchef lo veo inadecuado, la versión infantil me parece temeraria. Primero, porque no entiendo la presencia de niños en concursos de televisión, muchas veces cubriendo insatisfacciones paternas. Y en este caso me parece tremendo someterles a la presión de un concurso rodeados de cuchillos, fuegos y otros riesgos. ¡Son niños! No es necesario.
En nuestra aula tenemos clases para peques desde mucho antes de Masterchef. Y lo que hacemos es enseñarles a compartir esa afición con sus padres, a disfrutar de la cocina y la comida, y a descubrir nuevos alimentos. Con adultos que les enseñen los riesgos y la forma de tomar precauciones. Y enseñándoles que la cocina puede ser una afición, una pasión y hasta una profesión, mostrándoles el camino para que ellos decidan hasta dónde quieren llegar, pero sin ocultarles nada, sin ‘vestir el muñeco’ con falsos trajes.
Tenemos cracks que sabemos que acompañaremos hasta la puerta de la escuela de hostelería. Y hemos vivido ya algún que otro abandono al conocer los primeros problemas de la cocina.
Pero en la mayoría de los casos son niños que han descubierto la cocina en casa, con sus padres, como un juego más, como una forma de conocer qué comen. Pero no como una moda marcada por la tele. No como un capricho tipo ‘mamá, quiero ser artista’. Sino como parte de su vida, como parte de unos conocimientos que considero básicos en la educación de un niño desde su más tierna infancia. Ojalá todos los colegios hicieran lo que el de mis hijas, que con 2-3 años los llevan al mercado a conocer las frutas y las verduras que luego comen en el cole. Eso SÍ es enseñar cocina a los niños, no subirlos a la moda que da audiencia ahora y que mañana se habrá olvidado.
Para saber a dónde lleva la televisión basta con ver la portada de Interviú con Lorena Masterchef como la trajeron al mundo. A eso lo llamamos algunos amor por la cocina… ¿o era por el dinero?
Sigo sin ser chef y estoy orgulloso de ello. Y también estoy orgulloso de todos los que lo son y del tremendo esfuerzo que han hecho para serlo.
P.D.: ¿Sabes la primera oleada de chavales que quisieron ser Adriá, allá por los 90, qué significó para las escuelas de hostelería? En Lago había en torno a un 40% de abandono en primer curso. Alguien no les explicó qué significaba de verdad querer ser Adriá.